Pequeñas reflexiones psicológicas y psiquiátricas (1)
SENTIMIENTOS DE INFERIORIDAD
Dr. Carlos De Los Ángeles
Psiquiatras y psicólogos han estado aquejados por sentimientos de inferioridad profesional.
Los psiquiatras porque no se sentían “médicos reales”, los psicólogos por no ser ni médicos ni psiquiatras.
Se trata de un prejuicio originado en el positivismo, padre putativo del biologicismo reduccionista.
El positivismo solo toma por verdadero aquello que se puede percibir con los sentidos, esto es, aquello susceptible de ser medido, tocado, visto, olido, saboreado o escuchado. Como consecuencia de ello, sólo se puede calificar de “científico”, aquello que se pueda reducir a lo físico o lo biológico; con ello se salvaba la hoy desacreditada “objetividad científica”.
En los círculos médicos la “inferioridad” de la psiquiatría se manifestaba a través de burlas más o menos veladas, pero siempre de mal gusto. Se decía por ejemplo, que los médicos internistas sabían mucha medicina, pero que no curaban a nadie, de los cirujanos que no sabían medicina, pero que lo resolvían todo y de los psiquiatras que ni sabían medicina ni curaban a nadie. Resulta obvio que era una falacia, sin embargo los psiquiatras se sentían “menos médicos que los neurólogos y neurocirujanos”. En un panorama así los psicólogos resultaban muy sospechosos de ineficacia.
Todo ello trajo consigo el afán de ser aceptados como científicos y el mejor camino fue declararse biologicistas y por ende abrazarse a las neurociencias.
En este contexto se excluye lo humano y aparecen la “psiquiatría biológica”, la “psicología evolucionista”; para terminar en el paroxismo de la sagrada “psiquiatría basada en la evidencia” (PBE).
Los psiquiatras ya sabían tanto del cerebro como los neurólogos y podían dormir tranquilos. Igual pasaba con los psicólogos: sintieron que ya hablaban el idioma “científico” de los médicos y que eran aceptados en la comunidad médica.
Es cierto que a partir de la “Década del Cerebro” en los 90s se ha avanzado un mundo en genética, neuroimágenes y en psicofarmacología, sin embargo, las extrapolaciones y exageraciones hicieron que se desdibujara la función propia de psiquiatras y psicólogos, tan distinta de aquella que corresponde a la medicina somática.
Para que una rama del saber se califique como ciencia precisa entre otras condiciones, las cinco siguientes:
1- Poseer un objeto de estudio exclusivo de ese saber.
2- Contar con uno o más métodos propios de investigación.
3- Poseer estrategias o medios propios para tratar su objeto de estudio.
4- Una comunidad de hombres y mujeres dedicados al estudio de esa ciencia.
5- Una sociedad que le de cabida a dichos científicos.
En el caso de la psiquiatría tenemos:
1- La psiquiatría tiene un objeto propio de estudios que es el hombre-enfermo-psíquico,
2- Cuenta con métodos de investigación que les son exclusivos como la introspección, la comprensión y el método fenomenológico.
3- Posee estrategia propia de tratamiento como lo es la psicoterapia.
4- Miles de profesionales conforman la comunidad de estudiosos dedicados a la psiquiatría.
5- Casi todas las sociedades del mundo reconocen y le dan cabida al trabajo de los psiquiatras.
Si nos dejamos guiar por los conceptos del chileno Mario Bunge descubrimos pues que la psiquiatría es una ciencia. Como diría un buen español: ¡Hombre no faltaba más!
Sin embargo, todavía corren “ríos de tinta” sobre el tema de si la psiquiatría es o no es ciencia.
Todo ello no expresa más que un desconocimiento de las bases filosóficas de las ciencias, veamos de modo muy sucinto:
Las ciencias para Wilhelm Dilthey (1833-1911) eran naturales como la biología o la física, y humanas o histórico-culturales (espirituales les llamo Dilthey) como la psicología, la antropología, historia…
Las Ciencias Naturales están fundamentadas en la “Critica de la Razón Pura” de Inmanuel Kant (1724-1804) y su método es la “explicación”, es decir, descubrir las causa de los hechos de la naturaleza, la relación entre las causas y los efectos. Ejemplo, la caída de un objeto a tierra cuando se desprende de su soporte a causa de la fuerza de gravedad.
Las Ciencias Humanas (Humanidades para Ortega y Gasset) utilizan como método la “comprensión”, esto es, lograr descubrir las motivaciones o conexiones de sentido subyacentes en los fenómenos de la historia, la cultura o el psiquismo humano. Ejemplo, la conservación de la continuidad de sentido en la curva vital de un sujeto que ha desarrollado una neurosis de angustia o por el contrario la ruptura de la continuidad de sentido de la vida psíquica de un sujeto aquejado por un delirio esquizofrénico.
Con el desarrollo de las modernas tecnologías, debemos reconocer un tercer tipo de ciencias: Las Tecnociencias que son las que modernamente se han desarrollado a partir de la interacción entre el hombre y las maquinas informáticas, entre ellas la Cibernética.
¿Cuál es la particularidad de la psiquiatría como ciencia?
Pues precisamente que es una ciencia montada a caballo entre las ciencias naturales y las humanas, ciencia natural por lo que de medicina posee y ciencia humana por lo que de psicología, psicopatología, antropología, historia, cultura, arte… integra en su cuerpo doctrinal.
En nuestra contemporaneidad debemos agregar las Tecnociencias por el uso de computadoras en estudio del cerebro humano (Tomografía, Resonancia Magnética, PET-Scan…).
Ahora podemos aseverar que de haber tenido una construcción integral, una visión holística sobre su campo de estudios, ni los psicólogos ni los psiquiatras hubiesen sufrido del sentimiento de inferioridad que los llevo a querer equipararse con los médicos somáticos. Simplemente por haber accedido al conocimiento de que su campo de investigación y estudios era diferente al de la medicina propiamente dicha, pero además hubieran llegado a la conclusión obvia de que la medicina como tal, resulta insuficiente para estudiar y tratar los trastornos mentales. Por lo tanto, que no basta con tener profundos conocimientos de neurotransmisores, receptores y fármacos para tratar el sufrimiento psíquico; pues faltaría lo auténticamente humano solo asequible a las ciencias humanas y al estudio de la empatía o de otro modo al estudio de la transferencia y contratransferencia, mecanismos de defensa del Yo, su relación con la familia o la sociedad y el medio ambiente, en cuanto sistemas complejos alejados del equilibrio. Tampoco es necesario que aspiremos al total control de la fisiopatología cerebral y que los enfermos mentales queden bajo el cuidado de médicos internistas y neurólogos, haciendo desaparecer la psicología y la psiquiatría como tales. Un final así no es previsible pues siempre habrá componentes no biológicos en los trastornos mentales, los cuales tienen una manera humana, autóctona de ser tratados (encuentro terapéutico) y para lo cual se necesitaran psicólogos y psiquiatras.
Para terminar esta primera reflexión. ¿No es cierto que se ha evidenciado una insuficiencia de la pretendida psiquiatría biológica para afrontar los problemas mentales del hombre contemporáneo? ¿No es tiempo de que provoquemos un cambio de paradigma en la práctica cotidiana de la salud mental en el país?
Este es el momento preciso para dar un paso al futuro incorporando los nuevos conocimientos al corpus de la doctrina psiquiátrica, no para crear una nueva psiquiatría, sino una nueva forma de hacer psiquiatría.
No se atormenten, ni tengan miedo. Si el paradigma actual se resquebraja es solo el anuncio de que vendrá otra cosa.
Una psiquiatría mejor es posible.
30 de marzo 2013.
Santo Domingo. República Dominicana