Marcelo Tardy: Papel del Pensamiento Complejo
PAPEL DEL PENSAMIENTO COMPLEJO, RACIONALIDAD
Y LIBERTAD EN CIENCIAS SOCIALES
LIC. EN SOCIOLOGÍA MARCELO TARDY
Introducción
El presente trabajo, tiene como objetivo indagar sobre algunos conceptos y planteamientos teóricos que nos parecen de gran interés y relevantes al momento de discutir el papel que debe desempeñar el investigador actual.
Para ello creemos necesario explorar acerca del conocimiento humano, la ciencia clásica y actual, y el saber. Tratar de responder a la posibilidad y veracidad de que los sujetos puedan conocer la realidad que los rodea a través de los aportes de la ciencia y, si se incorpora un saber absoluto que perdure en el tiempo.
A tal fin, es que indagamos acerca de un camino o método para llegar al conocimiento, y la actual propuesta del conocimiento complejo. Para ello es importante hacer referencia al significado de complejidad; “Desde un punto de vista etimológico, la palabra complejidad es de origen latino, proviene de complectere, cuya raíz plectere significa “trenzar, enlazar”. Remite al trabajo de la construcción de cestas que consiste en trazar un círculo uniendo el principio con el final de las ramitas”. (Morin, p 53 2006). El autor entiende lo complejo como “complicado”, lo que se aplica a un asunto que hay que considerar muchos aspectos por ser difícil de comprender y, por lo tanto, de resolver.
También intentamos relacionar el concepto de “complejo”, más precisamente el “pensamiento complejo”, con el de “racionalidad” y “libertad” de los sujetos. Es que al explorar acerca de los dos últimos conceptos, nos cuestionamos la posibilidad de que se considere al hombre como un ser racional y qué relación, si la hubiese, existe con la libertad y a su vez el papel fundamental, o no, que puede desempeñar el desarrollo del pensamiento complejo. Hasta este punto llegan nuestras inquietudes, esperando dar respuestas y generar motivación a la profundización de los conceptos aquí abordados, es que trabajamos en la exploración de la temática ya planteada en los dos siguientes apartados.
Pensamiento complejo
A lo largo de la historia, el hombre fue progresando en busca de satisfacer sus necesidades, desde las más básicas y elementales hasta las que tienen que ver con el lujo y la ostentación. Una historia signada por guerras, revoluciones, desarrollos científicos y tecnológicos, los que dotaron al hombre de un conocimiento que le permite gozar de la capacidad transformadora de la naturaleza y de su vida a una escala impensada o, al menos, imaginada por el autor de un libro de ciencia ficción.
El conocimiento humano generado desde la ciencia, que fue justificado como un saber absoluto, luego de muchos enfrentamientos con el poder y conocimiento religioso, fue reconocido como único a partir de la modernidad y a lo largo del tiempo. Se fue afianzando en la sociedad a tal punto que es impensable sostener que pueda existir otra manera de conocer fuera del ámbito/poder de la ciencia. Aunque para Sotolongo Codina y Delgado Díaz, “El conocimiento humano fue siempre una categoría más elevada e integradora que cualquiera de sus componentes, pero a partir del desarrollo de la ciencia desde el siglo XVII el conocimiento científico que esta produce se erigió en patrón normativo de conocimiento y paulatinamente desplazó todo otro saber, hasta constituirse casi exclusivamente en representante único y legítimo del saber humano. (Sotolongo Codina y Delgado Díaz, p 27. 2006).
Pensar en la supremacía de algún conocimiento, ya sea religioso, científico, etc., es descubrir, o al menos creer, que tal conocimiento o “modo” de conocer nos puede develar todas las incógnitas acerca de los interrogantes que se nos plantean sobre la realidad. Michel Foucault, nos aporta desde la “Arqueología del Saber”, la cual es entendida por este autor de la siguiente manera: “Lo que la arqueología trata de describir, no es la ciencia en su estructura específica, sino el dominio, muy diferente del saber”. (Foucault, p 330 2002).
Nuestro autor realiza un ordenamiento, ubicando en primer término a la “historia y arqueología”, la cual da lugar a “las prácticas discursivas”, estas dan lugar al “saber” y este último da lugar a la “ciencia”.
El problema, o al menos, la pregunta que nos surge es; ¿todo lo que perciben nuestros sentidos, que consideramos que es la realidad, se puede conocer, explicar, predecir, etc., a tal punto de manipularla a favor o perjuicio del ser humano?
El problema, o al menos, la pregunta que nos surge es; ¿todo lo que perciben nuestros sentidos, que consideramos que es la realidad, se puede conocer, explicar, predecir, etc., a tal punto de manipularla a favor o perjuicio del ser humano?
Para intentar acercarnos a una respuesta al interrogante planteado, tratamos de entender en términos de Foucault a la ciencia, o de acuerdo al autor como lo que se da por tal, de la siguiente forma: “… se localiza en un campo de saber y desempeña en él un papel. Papel que varía según las diferentes formaciones discursivas y que se modifica con sus mutaciones”. (Foucault, p 310 2002).
Creemos necesario entender que la realidad posee distintas aristas, factores, espacios, tiempos, etc, que le dan forma y se presentan ante la mirada del observador. Teniendo en cuenta que la realidad es susceptible a cambios y/o modificaciones de manera permanente, o en términos de Foucault, “mutaciones”. Ante tal situación, es conveniente hablar de un conocimiento de características complejo y que nos lleva a un conocimiento y pensamiento complejo.
Ante esta situación, Edgar Morin, nos ofrece un “método” y estrategias para el conocimiento y la acción. En palabras del autor, el método es entendido como: “… un discurso, un ensayo prolongado de un camino que se piensa. Es un viaje, un desafío, una travesía, una estrategia que se ensaya para llegar a un final pensado, imaginado y al mismo tiempo insólito, imprevisto y errante. No es discurrir de un pensamiento seguro de sí mismo, es una búsqueda que se inventa y se reconstruye continuamente”. (Morin, p17 2006).
Como vemos, el método planteado por el autor, es un camino, más flexible, al conocimiento de lo incierto, un viaje y desafío, hasta acá enmarcado en la concepción clásica de lo que es una investigación con un método para conocer un “objeto” de estudio. Lo que es interesante destacar, es que si bien se trata de llegar a un final pensado, se incorpora la imaginación, la ansiedad que ocasiona lo desconocido y tratado de conocer. Es la búsqueda de lo que no tenemos por seguro, ahora aceptado, y que nos genera la posibilidad, aceptada, de la creatividad, de la invención mientras se transita un camino hacia lo desconocido que podemos, no solo descubrir, sino también inventar, construir y reconstruir. El autor agrega que: “El método como camino, como ensayo generativo y estrategia “para” y “del” pensamiento. El método como actividad pensante del sujeto viviente, no abstracto. Un sujeto capaz de aprender, inventar y crear “en” y “durante” el camino”. (Morin, p 18 2006).
Otra vez aparece la creatividad, el cambio de rumbo de ese camino que vamos construyendo y reconstruyendo a medida que nosotros lo circulamos construyéndonos y reconstruyéndonos en el pensamiento y la posibilidad de educarnos como sujetos creativos.
En línea con el autor antes citado, es que tratamos de comprender la relación entre este concepto de método y la teoría, tan importante para el quehacer científico y creativo. La cual nos ayuda a comprender el pasado, presente y futuro, para poderlo conocer, o al menos, imaginar. “Una teoría no es el conocimiento. Una teoría no es una llegada, es la posibilidad de una partida. Una teoría no es una solución, es la posibilidad de tratar un problema. Una teoría sólo cumple su papel cognitivo, sólo adquiere vida, con el pleno empleo de la actividad mental del sujeto. Y es esta intervención del sujeto lo que confiere al método su papel indispensable”. (Morin, p 25 2006).
En estas últimas líneas, el autor relaciona teoría y método de una manera muy particular, la cual responde al pensamiento complejo de la realidad en la que se desarrollan nuestras vidas. Teniendo la posibilidad de tomar a la teoría como un punto de partida para transitar el camino (método) hacia el conocimiento, con una mirada creativa y abarcadora que puede tener un sujeto ante tal complejidad de la naturaleza y el mundo que lo rodea y al que pertenece como un eslabón de la cadena de vida, es parte y está en él. “Teoría y método son los dos componentes indispensables del conocimiento complejo”. (Morin, p 25 2006).
Ante la mirada simplificadora de Descartes, en el pasado, hoy vivimos en un mundo complejo al cual se debe abordar atendiendo a sus necesidades y también, ante las necesidades del sujeto cognoscente que requiere cada vez más conocimiento y genera más incógnitas sobre la complejidad del mundo contemporáneo. “Se trata de tener el conocimiento científico pero también abrir la posibilidad de que el sujeto conocido sea a la vez, parte activa en la construcción cooperativa del conocimiento y una presencia no negada, sino representada”. (Arancibia de Calmels, p 76 2007).
La autora advierte la existencia de un sujeto activo y participativo del conocimiento y/o construcción del mismo. En tal construcción, entendemos que el saber da paso a la ciencia y a su vez, la ciencia produce un saber que puede encumbrarse en un momento dado de la historia mientras responda a ciertas necesidades demandadas por la humanidad.
Regresando a Morin, incorpora principios generativos y estratégicos del método. Citamos, para este trabajo, sólo el principio de autonomía/dependencia, “Este principio introduce la idea de proceso auto-eco-organizacional. Toda organización necesita para mantener su autonomía de la apertura al ecosistema del que se nutre y al que transforma. Todo proceso biológico necesita de la energía y la información del entorno. No hay posibilidad de autonomía sin múltiples dependencias. Nuestra autonomía como individuos no sólo depende de la energía que captamos biológicamente del ecosistema sino de la información cultural. Son múltiples dependencias las que nos permiten construir nuestra organización autónoma”. (Morin, p 41 2006).
En esta última relación, autonomía/dependencia, planteada por el autor, es que se hace necesario entender la posibilidad de incorporar un pensamiento complejo para abordar la realidad. Entendiendo que como sujetos autónomos, capaces de generar nuestros propios pensamientos y actividades, los mismos se encuentran en un continuo depender de la naturaleza y factores sociales que pueden condicionar nuestra vida y conocimiento (saber) de la realidad.
Tomando como referentes a Sotolongo Codina y Delgado Díaz, nos hablan de la complejidad de la siguiente manera: “La nueva noción de lo complejo lo asume como atributo irreductible de la naturaleza, de la cual el sujeto forma parte. (…) Lo complejo se manifiesta en que los sistemas de la naturaleza no sólo no son “dados” de antemano, sino que devienen en el transcurso mismo de la interacción. Las propiedades del mundo y sus objetos son emergentes. No están “ahí” esperando a ser investigadas; emergen en el transcurso de las interacciones en que los sistemas se encuentran involucrados, y la cognición es una de esas interacciones a considerar”. (Sotolongo Codina y Delgado Díaz, p 44 2006).
Una vez más, consideramos y resaltamos la posibilidad y capacidad de los sujetos cognoscentes, de ser parte constructora de los objetos y fenómenos a investigar y conocer, no esperarlos a que se “den” o se “impongan” ante nuestra mirada como lo propone Durkheim desde el positivismo.
Mencionados autores, observan el pensamiento complejo o, mejor dicho, la noción de complejidad, como una revolución inadvertida la que consiste en: “ … la sustitución del ideal clásico de racionalidad por uno nuevo, complejo, mediante la reformulación del presupuesto de objetividad, la superación de la dicotomía de las ciencias naturales y las ciencias sociales, la ciencia y la moral, el conocimiento y los valores”. (Sotolongo Codina y Delgado Díaz, p 45 2006).
Se trata en este punto, del abordaje multidireccional y transdisciplinario del objeto, construido, de estudio, teniendo en cuenta factores naturales y sociales, estos últimos, con los componentes morales, valorativos y religiosos de la realidad social. Abandonando el ideal, al que nos tiene acostumbrado la ciencia clásica, de la objetividad, tratando de entender que no existe una supremacía de un conocimiento sobre otro, sino que es el “todo” el que se debe abordar de una manera multi y transdisciplinaria.
Para esta última propuesta, es que consideramos interesante lo expuesto por Morin, al sostener que: “… la complejidad concierne no sólo a la ciencia sino también a la sociedad, a la ética y a la política. Por lo tanto es un problema de pensamiento y de paradigma. Concierne a una epistemología general”. (Morin, p 65 2006).
No solamente debemos plantear la posibilidad de la complejidad dentro de la ciencia, sino también en la ética, la política y la sociedad, las cuales pueden ser abordadas y entendidas por el conocimiento científico. Por lo que la ética, política y la sociedad en general, tienen que ser tratadas desde un pensamiento complejo dada sus características, justamente, de complejidad. Teniendo en cuenta que la ciencia se encuentra signada por acciones metódicas, calculadas y, de ser posible, esperadas. Por el contrario, las acciones que los sujetos realizan en la ética, política y sociedad, no responden a una determinada metodología ni paradigma. Generando de este modo toda una epistemología de la complejidad. Aunque Morin destaca que: “Un pensamiento complejo nunca es un pensamiento completo. No puede serlo. Porque es un pensamiento articulante y multidireccional”. (Morin, p 66-67 2006).
Para finalizar el presente apartado, el autor antes mencionado destaca que el pensamiento complejo, confronta a la pura simplificación. “Se trata de un espacio mental en el que no se aporta, sino que se revela, se des-oculta la incertidumbre, palabra indeseable para el pensamiento racionalizador”. (Morin, p 65 2002).
Atendiendo a lo último, es que consideramos importante indagar, a continuación, sobre lo racional o racionalidad humana y, por qué no, su relación con la libertad que pretende alcanzar el hombre.
Racionalidad y Libertad
En este apartado, trataremos de aproximarnos a una exploración acerca de la racionalidad y su relación con la libertad y el pensamiento complejo. Para ello, y tomando como referencia a Karl Popper, el cual realiza un análisis sobre el yo, la racionalidad y la libertad, en donde plantea el sentido espacial de los animales y compara estos últimos con el ser humano. Parte que obviaremos dado que consideramos que no es relevante para nuestro trabajo.
El autor expone, antes de avanzar en su análisis, lo que comprende por el “mundo 3”, el que es entendido como: “… el universo de los productos de nuestra mente”. (Popper, p 185. 2000) Para continuar con el presente trabajo, a continuación, citaremos a Calvin Hall, que desde un análisis freudiano, nos acercarnos a una comprensión sobre el yo, el cual es: “En la persona bien adaptada el yo es el ejecutivo de la personalidad, que domina y gobierna al ello y al superyó y mantiene un comercio con el mundo exterior en interés de la personalidad total y sus vastas necesidades. Cuando el yo cumple sabiamente sus funciones ejecutivas, prevalecen la armonía y la adaptación. (…) el yo no está gobernado por el principio de placer, sino por el principio de la realidad. (Hall, p 32 1996).
Regresando a Popper, ubica al lenguaje como funciones superiores, las que evolucionan junto con el desarrollo del yo. En este sentido podemos sostener la importancia de la conformación del yo en una persona “sana” y la posibilidad de ésta de comunicar sus pensamientos o, de ocultarlos y disfrazarlos. El autor se define como un racionalista y reconoce que: “… al igual que todos los racionalistas pensantes no afirmo que el hombre sea racional. Por el contrario, es obvio que incluso el hombre más racional es muy irracional en muchos sentidos. La racionalidad no es una propiedad de los hombres, ni es un hecho sobre los hombres. Es una tarea que los hombres deben llevar a cabo – una tarea difícil y muy limitada -. Resulta difícil lograra la racionalidad, incluso en parte”. (Popper, p 191 2000).
Ante lo planteado, podríamos decir, juego de palabras del autor, reconoce la ausencia de racionalidad completa en el hombre, dado que éste es irracional en muchos aspectos y muy difícil de gozar de su plena racionalidad. Aunque lo interesante es citar la definición de racionalidad propuesta por nuestro autor: “Con este término designo simplemente una actitud crítica ante los problemas – la disposición a aprender de nuestros errores y la actitud de buscar conscientemente nuestros errores y nuestros prejuicios”. (Popper, p 191 2000).
Lo importante a rescatar, es que se considera al hombre factible al error y al prejuicio, pero dándole la posibilidad de tener una actitud crítica y reconocer tales falencias. Es decir que el hombre es factible de equivocaciones y para nada infalible al error, simplemente es un ser racional al tener la capacidad y posibilidad de reconocerlas y poder, o no, modificar su conducta. Aunque el autor aclara que estamos lejos de ser racionales, ya que podemos errar, también, en nuestro enfoque crítico.
Para poder superar esta situación, es que Popper propone que: “Tenemos que ser modestos y ser conscientes de nuestra falibilidad; debemos recordar el audaz, aunque siempre provisional, progreso por medio del cual la vida conquista nuevas condiciones medioambientales y crea nuevos mundos dando pasos provisionales. De este modo nos hemos emancipados del mundo semiconsciente de los animales; de este modo hemos alcanzado la plena conciencia; de este modo hemos inventado la ciencia y de este modo hemos avanzado en el seno de la ciencia, aproximándonos cada vez más a la verdad”. (Popper, p 194 2000).
En este punto, el autor es optimista, ve la posibilidad de superarnos con el uso de la plena consciencia hasta llegar a la verdad. Aunque también considera que todo hombre, en la medida en que intenta ser racional, está atrapado en lo que el autor denomina “prisión de creencias irracionales” ya que en principio, no se encuentran sujetas a la discusión crítica. Sostiene que la única alternativa a la violencia y la guerra es la discusión crítica. Nosotros nos atrevemos a pensar que la superación de la irracionalidad, al menos en parte, y la posibilidad de una discusión crítica en su totalidad, sólo es posible con la incorporación del pensamiento complejo a nuestras vidas.
Asimismo, Popper posee la teoría del marco de la libertad, es decir, que siempre nos encontramos dentro de un “marco”. En cada instante de nuestro desarrollo mental estamos aprisionados dentro de un marco y de un lenguaje. El autor reconoce que esta situación limita nuestra capacidad de pensamiento, es decir que siempre somos prisioneros de nuestros prejuicios o de nuestro marco de supuestos. Tal situación, para el autor, se puede superar con la ayuda del método del mundo 3, es decir, acudiendo al universo de los productos de nuestra mente. En tal sentido, el autor, no pone en duda que gozamos de libertad para poder superar nuestro marco y poder entender, por ejemplo, una teoría, aunque destaca que no siempre entender una teoría no significa aceptarla. Nosotros sostenemos que para superar esta controversia y alcanzar la libertad propuesta por el autor, es necesario acercarnos a la posibilidad del uso pleno de nuestra racionalidad y la incorporación del pensamiento complejo.
A modo de conclusión
Con este trabajo, hemos pretendido ofrecer una exploración acerca de la relación existente entre: ciencia, saber, pensamiento complejo, racionalidad y libertad. Pensar en la supremacía del saber científico que domino la modernidad, es subestimar a la realidad, como producto de la interacción entre sujetos, la cual posee aristas, formas y particularidades propias, y además, teniendo en cuenta las distintas miradas del sujeto. La presentan enmarcada en la categoría de lo complejo.
Negamos la posibilidad de abordar la realidad desde una mirada simplificadora, seria como reconocer la ausencia de complejidad de los fenómenos. Por lo que consideramos vital el tratamiento de la realidad desde una óptica multidireccional y transdisciplinaria. Atendiendo a los factores naturales y sociales, estos últimos, con los componentes morales, valorativos y religiosos de la realidad social. Tratando de comprender que no existe una supremacía de un conocimiento sobre otro, sino que es el “todo” el que se debe abordar acudiendo a un pensamiento complejo, el que no es completo, pero si es un pensamiento articulador y multidimensional.
Si hablamos del pensamiento complejo, reconocemos la posibilidad de pensar del sujeto, por lo que se encuentra estrechamente relacionada con la racionalidad de la que goza y con la libertad como máxima. Consideramos al ser humano como factible al error y al prejuicio, pero al poseer una actitud crítica, es que puede reconocer tales falencias, lo cual lo convierte en un ser racional.
En cada instante de nuestro desarrollo mental estamos aprisionados dentro de un marco (marco de libertad) y de un lenguaje. Es decir que siempre somos prisioneros de nuestros prejuicios o de nuestro marco de supuestos. Tal situación, se puede superar con la ayuda del universo de los productos de nuestra mente. Para poder alcanzar la libertad, al menos mental, es necesario acercarnos a la posibilidad del uso pleno de nuestra racionalidad e incorporar un pensamiento complejo para abordar la realidad.
Referencias
ARENCIBIA DE CALMELS, Miriam, Dolly. “Cuestiones Epistemológicas de las Ciencias Sociales”. Editorial Fundación Universidad Nacional de San Juan (EFU). San Juan. 2007.
FOUCAULT, Michel. “La Arqueología del Saber”. Siglo Veintiuno. Buenos Aires. 2002.
HALL, Calvin, S. “Compendio de Psicología Freudiana”. Paidós. México. 1996.
MORIN, Edgar y otros. “Educar en la Era Planetaria”. Gedisa. Barcelona. 2006.
SOTOLONGO CODINA, Pedro Luis y DELGADO DIAZ, Carlos Jesús. “La Revolución Contemporánea del Saber y la Complejidad Social”. CLACSO. Buenos Aires. 2006.
POPPER, Karl, R. “El Cuerpo y la Mente”. Paidós. Barcelona. 2000.