Complejidad, Autoorganización y Morfogénesis: Las Psicosis

ESPECIALIDAD EN CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD 2012

MODULO 10

Prof. Pedro Luis Sotolongo Codina

Alumno: Dr. Carlos De Los Angeles

Complejidad, Autoorganización y Morfogénesis:

¿Es posible una nueva forma de comprensión de la locura?

1- Introducción.

Una de las mayores catástrofes a la que se enfrenta el ser humano es la pérdida del juicio lógico y el correcto razonar, esto es como decir “perderse a sí mismo”.

El estudio de la locura ha sido abordado desde casi todos los ángulos del conocimiento: La literatura (Hamlet de Shakesperare, Elogio de la Locura de Erasmo de Rotherdam… La historia (“Locos Egregios” de Vallejo Nájera, “Esos enfermos que nos gobernaron” de Pierre Accoce y Pierre Rentchnick. Además desde el ámbito puramente científico: Biología, psicología, psiquiatría, sociología y filosofía.

En la actualidad contamos con un nuevo tipo de indagación científica originado en las ciencias de la complejidad: Cabe preguntarse si es posible una nueva forma de comprensión de las psicosis.

¿Qué es la locura?

En términos científicos la psicosis es la irrupción del delirio (grandeza, persecución, místico, culpa… según sea la temática delirante).

Este surgir del delirio produce un desgarramiento biográfico, una ruptura de la continuidad-de-sentido-de-la-vida-psíquica. El sujeto sufriente se convierte en otro Yo, distinto del que era habitualmente en su vida cotidiana. Ej. En un brote esquizofrénico Luis ya no es el joven empleado de banco que cumple un horario determinado para ganarse la vida, sino que de modo brusco se entrega a la firme convicción de que es el “hijo del hombre y que viene a salvar a la humanidad de la guerra nuclear y el pecado” (Delirio de grandeza de contenido místico-religioso).

Desde ese momento toda su vida gira en torno a dicha idea y la familia nos dice: “El no es así… no ha vuelto a ser él mismo”. Una vez sometido a tratamiento y cuando el delirio cede, la mayoría de los pacientes al ser cuestionados sobre aquello que los motivó a confiar en sus alucinaciones e ideas delirantes responden: “No sé” o “Se me metieron esas ideas en la cabeza… fue un error”.

En la literatura científica existen unos pocos casos en los que la experiencia alucinatorio-delirante es mejor comprendida, tal es el caso del Premio Nobel John Nash quien al ser cuestionado sobre el particular expresó: “Creí en esas alucinaciones porque provenían del mismo lugar de donde me llegan las ideas matemáticas”. Resulta extraordinaria la declaración de Nash: Las alucinaciones y los delirios emergen desde las mismas interacciones cerebrales en las que se genera la actividad creativa para el arte, los inventos o la ciencia. No en vano existen tantos intentos de ligar locura y creatividad, genio y locura.

Muchos delirios pueden ser “explicados” (W. Dilthey) como es el caso del delirio urémico (Toxemia por Fallo renal) o el delirio debido a intoxicaciones (alcohol u otras drogas); pero todos son “incomprensibles desde el punto de vista psicológico” (K. Jaspers).

En definitiva, en muchas ocasiones se puede comprender el tema del delirio, es decir, relacionar dicha temática con la biografía del sujeto; pero el “hecho en sí de volverse delirante” permanece en el campo de lo incomprensible desde el punto de la historiografía personal.

Los principales intentos de comprensión de los delirios provienen de las hermenéuticas psicoanalítica y fenomenológica pero en sentido general, estas investigaciones mantienen un apego a la dicotomía cartesiana cuerpo-alma, cerebro-mente; aunque en la fenomenología hay intentos de superar la racionalidad analítica y dualista de René Descartes como es el caso de E. Husserl y M. Heidegger.

Sin embargo, a raíz del surgimiento de las ciencias de la complejidad y su aspiración de superar el modelo lineal, analítico y disciplinar a favor de un nuevo paradigma científico no-lineal, holístico y transdisciplinar; vale el cuestionamiento del subtítulo del presente trabajo: ¿Es posible una nueva forma de comprensión de la locura? Dada una supuesta respuesta afirmativa, debemos iniciar la exploración de este campo de estudio.

2- Esbozo de una nueva forma de comprensión de las psicosis.

Para esta exploración nos vamos a valer del material didáctico del Modulo 10 de la Especialidad en Ciencias de la Complejidad 2013 impartido por el Prof. Pedro Luis Sotolongo Codina (Cuba) auspiciado por el Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (I-Global-FUNGLODE).

Los conceptos claves que utilizaremos son entre otros: Morfogénesis, Autopoiesis, Embriogénesis, intercambio de masa, energía, información y sentido identitario, Procesos Sinérgicos y Entrópicos, Semiosis, Sintaxis, Fractales (autosimilaridad a escala temporal en este caso).

Desarrollo.

El cerebro es el único órgano que se hace a sí mismo (H. Ey. La Conciencia. 1967).

Resulta que al momento del nacimiento el cerebro no está maduro y es a través de un proceso lento de mielinización (y cableado) progresivos que termina su maduración, pero este proceso no es llevado de manera intrínseca por el cerebro, sino que es el producto de sus interacciones con el medio interno (corporal) y el medio externo (naturaleza y sociedad).

Como todo sistema complejo alejado del equilibrio el cerebro no solo es un conjunto de múltiples elementos que se relacionan entre sí, ni es solo un sistema en el que ocurren retroalimentaciones, sino que precisa del estímulo exterior para que se generen sus procesos emergentes. De tal modo, nuestro cerebro nunca es el mismo pues a la más mínima escala temporal los cambios tisulares y funcionales culminan en un permanente proceso de auto-re-reproducción (autopoiesis). El cerebro se hace a sí mismo pensando, sintiendo, reaccionando a miles de estímulos internos y externos. Autopoiesis que no cesa aun durante los periodos de sueño.

La autopoiesis cerebral se inicia desde que en la embriogénesis se lleva a cabo la invaginación necesaria para la formación del tubo neural (Morfogénesis somática), pues las células que emigran hacia dicho tubo se especializan como células nerviosas (neuronas) y se auto-organizan bajo características de fractalidad (B. Mandelbrot) como sistema nervioso central.

Este modelo de auto-organización ha sido utilizado por varios pensadores para sustentar sobre base sólida el concepto de “morfogénesis social”. Si en la familia, el barrio o en la sociedad en su conjunto, ocurren procesos espontáneos, auto-organizantes; a la vez sinérgicos (creadores de un cierto orden) y entrópicos (creadores de desorden), podemos preguntarnos: ¿Es posible plantear la existencia de una morfogénesis psíquica?

Siguiendo a Platón en su aserto de que “somos siempre el mismo, nunca lo mismo” y a S. Freud en que la personalidad está formada por el Ello (Satisfacción de Pulsiones según el Principio del Placer), el Yo (Principio de realidad) (y el Superyo (Principio del deber) se nos aparece como “algo dado” o fenómeno (E. Husserl) que en la personalidad existe una permanente dinámica de cambio que se rige por “invariantes morfogénicas de autosimilaridad transescalar” (P. Sotolongo) que por motivos de la acción de atractores diversos y mutantes escenifican una “morfogénesis psíquica” a similitud de la “morfogénesis social” ya mencionada.

Mi cerebro no es el mismo luego de cada pensamiento que convierto en texto de este trabajo. El cambio es constante e incesante hasta la muerte.

Ahora bien, la “morfogénesis psíquica” responde a una permanente re-construcción de una historia vital interna o una biografía personal que posee su propia semiosis y sintaxis. Si esa semiosis y sintaxis se rompen arrastran consigo lo histórico-biográfico del sujeto. Aquí se entiende a la semiosis como “lo atañente  a los procesos de utilización y operación (reconocimiento; codificación; decodificación; selección; explicación; interpretación; comprensión de sentido…) de / con  signos -como “marcas” contingentes o portadores simbólicos- (“de-algo-en-lugar-de-otro-algo”; del “como-si-fuera”) (y que involucra  ámbitos de relaciones sintácticas, semánticas y pragmáticas entre tales signos)”. (P. Sotolongo Codina).

Por su lado “Lo sintáctico como lo que obedece a ciertas “reglas” o procedimientos que afectan a todas las combinaciones posibles de un “alfabeto” de signos. (Sotolongo Codina).

En las psicosis tanto la semiosis como la sintaxis sufren mutaciones que van en detrimento de la sana integración del sujeto a las normativas y símbolos de la sociedad en que se ha desarrollado impidiéndole seguir las reglas y procedimientos del alfabeto psicosocial.

A la luz de lo hasta aquí planteado, podemos intuir que para que ocurra una “ruptura de la continuidad de sentido de la vida psíquica” (K. Jaspers), esto es, para que haga irrupción el delirio, la locura; tiene que producirse una asimetría entre los procesos sinérgicos y los procesos entrópicos a predominio de estos últimos; haciendo fracasar los mecanismos de defensa del Yo (Represión, Negación, Formación Reactiva, Racionalización, Sublimación…) con lo cual estas Estructuras Disipativas no giran hacia la creatividad o para lograr nuevas estrategias de adaptación funcional a la vida cotidiana (P. Sotolongo); sino un “novum psíquico” (Kurt Schneider) disfuncional, desadaptativo y productor de restricciones de los diversos grados de libertad frente al medio externo (psicosocial) e interno (mismidad) que el Yo debe poseer para ajustarse a las demandas que le hace el mundo real.

Por otro lado, tiempo y espacio sufren distorsiones en las psicosis a causa de las desviaciones de la morfogénesis psíquica.

En las depresiones psicóticas se vivencia el tiempo (Temporalidad. M. Heidegger) como transcurriendo muy lento, a veces tan lento que el depresivo se desespera, mientras que la vivencia del espacio (Espacialidad. M. Heidegger) se estrecha de manera asfixiante.

En los cuadros maniacos (Exaltación del estado de ánimo) el tiempo transcurre con excesiva rapidez, mientras que el espacio se vivencia amplio, fluido en el cual el sujeto se siente poseedor una extrema libertad.

En la esquizofrenia paranoide tanto el tiempo como el espacio son vivenciados como amenazantes, instancias en las que el sujeto puede ser espiado, perseguido y dañado por otros.

Tomando en cuenta la existencia de “morfogénesis de la subjetividad humana”:

Sotolongo plantea que: “En la morfogénesis de la subjetividad  humana: El desprecio por la forma, como una de las tendencias de la “desublimación represiva” en las sociedades industriales modernas (a partir de Marcuse, Herbert.).

“Las “pulsiones” humanas como el continuum desestratificado  -“cuerpo-sin-órganos  local)” (csol)-  a partir del cual transcurre la estratificación morfogénica de las instancias psíquicas humanas en la ontogénesis de cada uno de nosotros; así como la estratificación de la civilización en la filogénesis de nuestra especie (a partir de Freud, Sigmund.)”. (Sotolongo Codina. Modulo 10).

Creo que en lugar de producirse una “morfogénesis psíquica” podemos acuñar el término “dismorfogénesis psíquica” en la que sufren una ruptura las invariantes morfogénicas de autosimilaridad transescalar para significar el fracaso de la formación de un Yo sano cuyas cualidades sean (K. Jaspers):

1- Unidad del Yo

2- Identidad del Yo.

3- Actividad del Yo

4- Delimitación del Yo con el exterior.

Naturalmente que las anomalías en estos cuatro campos no pueden ser permanentes y totales, sino recortadas en el tiempo y parciales; pues de lo contrario sería la inexistencia total del Yo, eventualidad que solo ocurre con la muerte.

Con el avance de las neurociencias podemos aseverar que en las psicosis se producen verdaderos cambios en la disponibilidad de ciertos neurotransmisores como el caso de la Dopamina (Esquizofrenia) o de la Serotonina (Depresiones y Manías); así como también en la densidad  de los receptores de dichas sustancias; por tanto es en esos procesos sinápticos donde se escenifican los intercambios de masa y energía a consecuencia de los cuales se altera el flujo y la calidad de la información, emergiendo cambios en el sentido identitario del sujeto sufriente de delirios y alucinaciones.

Conclusión.

Es posible trazar una nueva estrategia de indagación sobre las psicosis a partir de las ciencias de la complejidad.

No es, desde luego, una tarea fácil (tampoco es tarea para un individuo) pues por doquier surgen nuevas dificultades ante la investigación.

Este es un terreno donde cada solución o respuesta ocasiona más problemas y preguntas, pero en esto estriba lo fascinante que puede resultar este campo de aplicación de las ciencias de la complejidad.